miércoles, julio 25, 2007

Cambiando de blog/changing my blog

Estoy cambiándome (al menos temporalmente) a wordpress. Me parece una opción interesante, algo menos sobrecargada que Blogger (aunque debo reconocer que no tengo quejas realmente contra el servicio que he recibido en éste).

http://brunounna.wordpress.com/




I'm changing my blog (at least temporarily) to wordpress. It seems to me an interesting option, somewhat less overloaded than Blogger (although I must recognize I have no real complaints against this last one.)

http://brunounna.wordpress.com/

martes, julio 17, 2007

Orbullo

Brunito: ¿le dices a Nemo que ya lo solté?

Yo: Nemo, ya te soltaron.

Brunito: estoy muy orbulloso de ti.

domingo, julio 15, 2007

No basfemes


No basfemes
Originally uploaded by Bruno Unna
Caminando por el parque del Chantre he encontrado unos anuncios interesantes pegados a los postes. Etiquetas circulares, rojas con letras blancas, con tres frases: «no blasfemes», «por favor» y «no debes hacerlo».

¿Pero de qué se trata eso? Ciertamente lo prefiero al típico «graffiti», pero sigue siendo una expresión de una postura privada en un espacio público. Y lo más importante: ¿a qué se refiere? ¿Es acaso una liga de la decencia en contra de frases populares como «me cago en la hostia» o «me cago en todos los santos»?

Aberraciones armamentistas en NGC

Tomado de un documental sobre volcanes en National Geographic Channel (en español): «pero los volcanes tienen otro arma secreta...».

¿Será posible? ¿Qué está pasando?

miércoles, julio 11, 2007

Naturaleza muerta con efectos personales

Esto soy hoy. Esto y no más. Mi tiempo, mis vínculos, mis necesidades y mis debilidades, y no más.
Es momento de hundir las raíces, aunque sea en roca sólida. Si es menester morir, morir con estilo es lo que toca.

jueves, junio 28, 2007

Helena de Troya


La escena habitual por las noches es que hay que contar una historia a los niños para que se duerman. Hoy me decanto por el clásico de Homero: La Iliada. Tras haber contado brevemente quiénes fueron Menelao, Helena, Agamenón, Aquiles, Príamo, Héctor y Paris, les digo que Helena era hermosa, muy hermosa.

Yo: Helena, la esposa de Menelao, era tan hermosa que Paris se enamoró de ella, y decidió robársela.

Sofía: ¿Y a quién se la robó?

Yo: Pues a Menelao; Helena era la esposa de Menelao. ¿Continúo?

Sofía y Brunito: ¡Sí, sí!

Yo: Bueno, pues como les decía, Paris se robó a Helena y se la llevó a...

Sofía: ¡Pero eso está muy mal!

Yo: ¿Qué está muy mal, Sofi?

Sofía: Que se la haya robado. Hubiera tenido que pedírsela prestada, ¿verdad papi?

martes, junio 26, 2007

Mi bota

Ahora tengo una bota. Había querido una bota desde hace mucho, mucho tiempo. Me emociona tener una. La llevo arriba, la llevo abajo. He aprendido a beber de ella, y la lleno con vino de las Tierras de León.

De un lado, la bota lleva la leyenda: «Los tres D. Burgos». Del otro, lleva las iniciales de mi bebé: «BU». Finalmente, algún día será suya. Espero que no la desprecie como la locura de un viejo.

jueves, junio 21, 2007

Hawaii


Anoche conté a los niños una historia para dormir, sobre Gaia. Me parece que les gustó, pues al día siguiente estaban contando ellos mismos trozos de dicha historia.

A Sofía se le ocurrió que dibujar a Gaia sería una buena idea. Cogió una hoja de papel y sus colores.

Sofía: Primero, dibujamos un gran, gran círculo (mientras dibujaba un círculo tan grande como la hoja).

Yo: Excelente, pequeña. ¿Y luego?

Sofía: Ahora, ¡dibujamos las islas Hawaii!

miércoles, junio 20, 2007

Monociclo


Monociclo
Originally uploaded by Bruno Unna
Caminando por las calles de León, a la medianoche, me ha parecido ver una cosa extraña, de reojo. Vuelvo la mirada, y descubro sorprendido que no me ha traicionado mi percepción: es un tipo en monociclo.

Eso es algo que no se ve todos los días, ¿o sí? :)

domingo, junio 17, 2007

Jugando a la familia

Las fronteras entre los contextos semánticos, con el paso del tiempo, se vuelven porosas, o desaparecen. Los elementos de realidad y de ficción se entremezclan y permiten que lo extraño se vuelva familiar, lo lejano se aproxime y lo ajeno se inserte en nuestra vida.

Venimos regresando de un grato paseo en coche. Nos metimos en un pueblecito llamado Reliegos, camino al cual hallamos algunos lugares muy interesantes: tanto así que Mabel decidió tomar algunas fotos. De regreso, Sofía se pone a jugar a la familia con su hermanito y su mamá.

Sofía: ¿vale que yo era «la mamá», y mi papá era «el papá»?

Yo no estoy presente, en la misma habitación, así que el planteamiento de Sofía me golpea en la cara con violencia en virtud de la atención que puedo poner.

Conque Sofía pregunta si su papá puede ser «el papá». Para ella, el papá es el papá: un rol que no le corresponde en ningún mundo. Le parece natural, por lo visto, asimilar «su papá» a «el papá». Y de esta forma tan simple y tan elegante funde dos contextos semánticos (por lo menos) y permite que yo, al escuchar su frase, intente hacer lo mismo. Comienzo a comprender cómo uno se convierte en papá, en esposo, en abuelo, en... así: sin darse uno cuenta de ello.

sábado, junio 09, 2007

¡Mabel en flickr!


Pues felizmente Mabel ha decidido abrir su cuenta en flickr. Espero que se anime a compartir muchas de sus fotos con todos nosotros. ¡Albricias!

Por lo pronto, ha subido algunas de las fotos que tomamos el día de hoy (y algunas que estaban atrasadas, aguardando).

martes, junio 05, 2007

Desfile militar español

El domingo tuvo lugar en León el desfile de las fuerzas armadas españolas, con la presencia de los reyes.

Me parece interesante que el personaje más popular de los que desfilaron fue la famosa cabra de la legión extranjera.

En lo personal, lo más rescatable fue la exhibición de los avioncitos, y el paso de los reyes a unos cuantos metros de mí (si bien del otro lado de una ventanilla blindada).

Fotos de los avioncitos en flickr.

martes, mayo 22, 2007

Cuevas blandas

Esos diálogos nocturnos son tan ilustrativos para mí...

Brunito: ¿qué es esto? ¿Una cueva?

Yo: sí, es una cueva blanda.

Brunito: ¿una cueva blanda? ¿Del monstruo blando?

Yo: sí, la cueva blanda del monstruo blando.

Brunito: ¡no, es una cobija!

jueves, mayo 17, 2007

¿Por que no te has ido?

Suponiendo que Sofía y Brunito ya dormían (por fin, quiero decir), comienzo a levantarme.

Brunito: ¡no te vayas!

Yo (susurrando): bueno, bueno.


...

Vuelvo a intentarlo.

Brunito: ¡no te vayas!

Yo: no, no te preocupes.


...

Brunito: ¿estás ahí?

Yo: sí.

Brunito: ¿y por qué?

Yo: um... ¡por que tú me lo pediste!


...

Brunito: ¿por qué no te has ido?

Yo: ¡joder, macho: tú me ordenaste que me quedara!


...

Finalmente se durmió.

lunes, mayo 07, 2007

¿En dónde vivíamos?

Mabel: ¿Cuál es el planeta más cercano al Sol, Brunito?

Brunito: ¡Mercurio, mami!

Yo: ¿Y luego, cuál sigue?

Brunito: Eh... Saturno.

Mabel: No, es Venus.

Yo: ¿Y luego?

Yo mismo: ¡La Tierra!

Sofía y Brunito: ¡La Tierra, la Tierra!

Sofía: Ahí es donde vivíamos antes, ¿verdad?

domingo, abril 29, 2007

¿Sufres mucho?

Me fue preguntado si sufro mucho. ¿Qué responder? Pues que no, por supuesto. Y es que realmente no sufro mucho; lo que ocurre es que mi pequeño sufrimiento no lo sufro por los canales habituales.

La primera causa de sufrimiento: la inefabilidad del mismo. ¿Y cómo describir el sufrimiento si no puedo siquiera entender cómo me siento? Y vamos: me parece que mi pequeño sufrimiento es en general importante para otros sólo en la medida en que es patente y un factor de incomodidad.

La segunda causa del sufrimiento: el carácter inercial del ánimo. Ante la falta de estímulos el ánimo tiende a mantenerse en su estado. Y eso, a la larga, se vuelve un estímulo, de los de mal olor.

La tercera causa del sufrimiento: la falsedad del mismo. No se sufre, se cree que se sufre. El sufrimiento es una forma de enraizar en la tierra de la humanidad. Revalida la importancia de los propios sentimientos, humaniza. Así que sufrir es bueno, o lo sería si fuera auténtico. ¿O no? ¡Oh, qué confusión!

Así que a la pregunta (auténtica o no) sobre mi sufrimiento, la mejor respuesta que tengo es «no lo sé». Ces't la vie!

viernes, abril 13, 2007

Mucha sangre

Sofía: Papá, mi amiguita se lastimó una uña y se le cayó hasta aquí (señala un dedo anular suyo, a la mitad de la uña). Y le salió sangre.

Yo: ¿En serio, m'hijita? ¿Le salió mucha sangre?

Sofía: Sí, muchísima sangre. ¿Te digo cuánta sangre le salío?

Yo: ¿Cuánta sangre le salió a tu amiguita del dedo, mi gordita?

Sofía: Mucha: como cien.

Yo: Um... ¿como cien qué, Sofi?

Sofía: Eh... (pausa) pues... ¡como cien sangre!

martes, marzo 20, 2007

Nieve inesperada en León

Pues sucede que ayer por la tarde, cuando nadie la esperaba, llegó nuevamente la nieve. Y nevó durante la noche, y toda la mañana de hoy, y sigue nevando (salvo por breves periodos de sol).

Qué extraño clima el de esta ciudad, de verdad.

Algunas fotos: [http://flickr.com/photos/unna/428267878/], [http://flickr.com/photos/unna/428267203/], [http://flickr.com/photos/unna/428267408/], [http://flickr.com/photos/unna/428266956/], [http://flickr.com/photos/unna/428267616/], [http://flickr.com/photos/unna/428266783/].

domingo, enero 21, 2007

Experimentos narrativos

Pues bien: mi primer intento de escribir algo que exceda las dos páginas. Todavía no tiene argumento a largo plazo, ni personajes. Es un experimento de estilo y un ejercicio de expresión. Bienvenidas serán las críticas.

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Faltaban menos de cien metros para que X llegara a su trabajo cuando escuchó que alguien gritaba a su derecha. Como caminaba solo, y como nadie le rodeaba, supuso que los gritos eran para él.

—Jefe... ¡mi jefe!

Podría decirse que la escena era divertida: al lado de la calle principal un arco de herrería, pintado de blanco, marcaba el inicio de una vereda. Sobre el arco, con letras hechas de varillas dobladas y también pintadas de blanco, las letras: «Sanat rio Santa Isab l». Entre los postes del arco, una cadena (ésta sin pintar) cuya catenaria casi rozaba el suelo. La vereda, no mayor de doscientos metros de largo, conducía a través de un diminuto bosquecillo de castaños al pórtico de un edificio de tres plantas, de fachada gris y tejado rojizo a dos aguas. De no ser por ese techo y las escasas ventanas, el edificio bien podría ser una caja de zapatos gigantesca. A unos cuantos pasos del arco, hacia la calle, estaba X de pié: escuchando atento, sorprendido y con la máquina mental a todo vapor. A otros tantos, hacia el sanatorio, estaba un castaño, muy quieto, lanzándole gritos:

—¡Jefe, jefe!

Estaba claro: uno de los árboles que bordeaban la vereda se esforzaba por llamar su atención. Una actitud notable, sin duda, para tratarse de un árbol. Era eso, o era que X estaba ganándose su pase de entrada a la casa de la risa.

—Jefe, jefe, ¡jefecito!

Dos cosas ocurrieron entonces. Por una parte, X decidió que su mente estaba en perfecto estado, que alguien estaba gastándole una broma, y pesada. Por la otra, casi de inmediato, asomó la cabeza el loco, que se escondía justo detrás del árbol. El alivio y la preocupación se dieron cita al instante en la mente de X. El alivio pudo disfrutar muy poco tiempo de su victoria, pues la preocupación se volvió preponderante cuando el loco salió de su escondite y comenzó a correr hacia él, por la vereda, agitando los brazos y corriendo con un movimiento grotesco de todo el cuerpo. Era como ver a Quasimodo huir de las abejas. Y seguía gritando, ahora a voz en cuello:

—Mi jefe, jefecito: no te vayas. Jefe, espérame tantito.

Y X esperó, aunque no sabía si por decencia, por fascinación morbosa o por mera curiosidad.

—Regálame un eurito, jefe. Es para ir a la ciudad y comprarme una cocacola con el eurito que me des, porque tengo muchas ganas de una cocacola y cuestan como un eurito y si tú... mejor dame dos euritos no te cuesta nada.— Su voz era pastosa, lenta, muy acompasada. Era la voz de alguien que no está enteramente entre nosotros, digámoslo así.

—Joder, macho: qué susto me has dado.

—Dame un eurito, sólo dame un eurito.

—No tengo... eh... no traje cambio.

Así es como X conoció al loco. A esta altura le daba lo mismo la causa, ya se arrepentía de haber esperado.

El loco se quedó quieto, como pensativo. Se quedó como saboreando su decepción, pues al cabo de cinco segundos volvió a la cargada:

—Eres un pijo hijoeputa ya me lo había dicho me madre que... algo de los extraños. Regálame un eurito es para mi cocacola.— Y posó una mano fuerte pero temerosa, de uñas largas y sucias, en el antebrazo derecho de X, que llevaba cada mano apretujando el antebrazo opuesto.

—Que no, que no: no tengo dinero para darte.

—¡Qué me des un puto eurito joder, que no es... dame un eurito porque si no...!

—Te puedo dar medio euro. ¿Lo quieres?

[Un anuncio de nuestros patrocinadores: amiguito(a), ¿ya probaste el whisky «The Famous Grouse» combinado con gaseosa «La Casera»? Si no, te recomiendo que lo hagas, o que busques una combinación equivalente. Todo con exceso, nada con medida. Aliméntate si puedes.]

Pasaron algunos segundos antes de que el loco contestara.

—Sí.

—Pero antes suéltame.

—No porque te vas a ir corriendo.

—No me voy, te prometo que no me voy.

Entonces el loco miró a X a los ojos, y X devolvió la mirada. Pasaron segundos que a X le parecieron eternos, en los que mil cosas le vinieron a la mente. Los ojos del loco eran cavernas. Sus pupilas eran muy dilatadas e inmóviles. Apenas en ese momento X se percató del profundo paisaje del rostro de su interlocutor. Largas y profundas arrugas surcaban su frente y los lados de su boca. Sus cejas no hablaban de ira o desesperación, sino de un inmenso cansancio. La barba parecía de dos o tres días, sin duda hirsuta. Su boca jadeaba, dejando ver a través del hueco que alguna vez ocuparan dos incisivos frontales superiores una lengua inquieta, lo único que se movía en ese rostro raro. Era la mirada de una estatua milenaria. Como tal, poseía ambiguamente la frialdad de la roca y la sabiduría histórica de los pueblos. Los dientes que quedaban estaban manchados, víctimas del sarro.

—Bueno.

El loco soltó a X y éste, fiel a su promesa, llevó la mano al bolsillo, sacó la cartera, la abrió y buscó una moneda de €0,50. La sacó y se la tendió al loco. Éste no hizo nada por tomarla. Esta vez su mirada estaba fija, como hipnotizada, en la cartera. Dijo entonces:

—Mejor dame un eurito. Ya vi que tienes mucho dinero y un eurito no... dame un eurito. ¡Venga, joder, dame un eurito!

—Mira, macho: tienes tres segundos para tomar esta moneda, porque dentro de tres segundos me marcho, con moneda o sin moneda. Uno... dos...

Entonces el loco extendió la mano izquierda hacia la moneda y la tomó con dos dedos, con gran delicadeza, como si estuviera tomando por las alas a una mariposa. La levantó y la puso junto al sol, como si quisiera compañía para éste.

—¡Oye, yo conozco a este tío! Tengo como cinco de estos en una cajita. Y tengo...

—Ese no es «un tío». Es Miguel de Cervantes. Escribió sobre un loco que se creía caballero y se escapó a hacer locuras por el mundo. Ese libro...

—Y también tengo una que tiene uno como círculo con signos, como que un reloj, y otra...

—Debe ser de Portugal. Yo tampoco sé de dónde tomaron el símbolo pero creo...

—...con una como arpa, de las que dicen que tienen los angelitos.

—Sí, esa es de Irlanda. Bueno, ya me voy. Adiós, ¿eh? Hasta ahora.

—No, jefe: pérate tantito. Pérate aquí y te traigo mi cajita de monedas para que me digas más cosas. Pérate tantito.

—No, tronco: tengo que ir a currar, me están esperando.

—Pero es que no me tardo, ni nadita.

Y el loco salió corriendo por la vereda sin esperar más respuesta. Se alejó con sorprendente rapidez dado su andar grotesco, y sin voltear una sola vez se metió por la puerta principal del manicomio.

X se sentía incómodo en extremo. Un debate interno entre la humanidad para esperar y la responsabilidad para marchar. Optó por lo segundo y partió a paso apresurado.

[Y ahora, un mensaje de nuestros patrocinadores: ¿vacío de emociones? ¿Urgido de una potente inyección de emotividad? ¡Pruebe la nueva canción de «Led Zeppelin»: «Babe I'm gonna leave you»! Ahora, con 20% más de contagioso sentimiento. Si con unos alcoholes encima no le saca una lágrima, le devolvemos su dinero.]

Durante toda la mañana X no dejó de pensar en su encuentro con el loco. ¿Qué demonios estaba haciendo un loco afuera del manicomio? ¿Es que ahora podían salir y entrar a placer? ¿Acaso había escapado, sólo para ser recapturado por culpa suya, por haber querido enseñarle sus monedas? De no ser así, ¿qué clase de monstruo podría desentenderse de un loco tan franco huyendo cobardemente? ¿Qué hubiera perdido esperando? ¿Cuán grave hubiera sido esperar, hacer una locura, contagiarse de locura, humanizarse un poco?

América duerme

Mis hermanos americanos (conjunto que no incluye a los gringos, aunque también son americanos) duermen ahora. Plácidamente se dejan transportar por Gaia. Dulce, maternal, ésta gira para llevarlos de nuevo a la presencia del Sol. Morfeo comienza descuidarlos, a dejarlos despertar. Debe proseguir su perpetua marcha hacia el occidente.

Algunos de mis hermanos americanos comienzan a revolverse inquietos, tratando de despertar. Los que lo han logrado han dejado algo en la cama. Quizá un sueño inconcluso, quizá la mitad de sus consciencias, quizá la lucidez. O simplemente un hueco en la almohada, algunos cabellos. Justo ahora mis hermanos americanos caminan tambaleantes hacia el baño. Unos cuantos renegados se negaron a dormir. Trabajan, o leen. O se divierten, hasta el amanecer. Esos hermanos americanos, los conmigo síncronos, son los poros en la piedra del muro del tiempo.

Mis hermanos americanos no lo saben, pero aquí hay uno que hace vigilia cuando ellos duermen. Que pensando en ellos escribe desde el futuro.

jueves, enero 11, 2007

Bebiendo del mismo vaso

Son muchas las razones por las que la gente comparte la copa, o el vaso. Quizá por tradición (como la de la sidra en Asturias), quizá porque no hay suficientes recipientes; y la reacción de la gente cuando tiene que beber del mismo vaso que otros es igualmente diversa.

Para mí, beber del mismo vaso denota confianza. El vaso es un símbolo, alrededor del cual -por medio del gesto- se manifiestan inquietudes o vínculos. A veces puede parecer resultado de mi indolencia el ofrecer a alguien mi propio vaso, pero es en realidad un medio de expresión social. Especialmente a mi propia familia le doy de lo que tengo, y como y bebo de lo que tiene. A veces la expresión del amor se paga con higiene.

Hoy Mabel cogió el vaso simbólico del que yo he estado bebiendo durante los últimos meses y bebió de él sin hacer ningún gesto. Ahora sé que lo vaciaremos juntos, y cuando lo hayamos hecho lo escanciaremos de nuevo, con otro licor.

Me gusta compartir mi vaso con Mabel.

lunes, enero 01, 2007

Año nuevo en León

Ha salido el Sol, y es como si no lo hubiera hecho. La luz lechosa, difusa, blanda, no hace sino acentuar los duros ángulos de los edificios. La calle es gris, la ciudad es gris. El mundo es gris también, el cosmos entero tiene que serlo. Y gris soy yo también hoy, embebido en ésta, la primera mañana del año más gris. Me parece que el pavimento mismo es hoy más gris y más duro que de costumbre.

Ha salido el Sol, sólo para insinuar los contrastes. Salió por compromiso, para que la Luna no se creyera dueña de la mañana. Pero a esto, más que un amanecer, he de llamarlo un sabotaje a la noche.

Los recuerdos se agolpan, los recientes y los lejanos. Revolotean sobre mi cabeza sin permiso. Me roban la calma, me hieren y se alejan volando ágiles. Esta ciudad sin sentido podría ser mi ciudad natal: así de vacía se encuentra hoy. Y así, igualmente, mi interior: no oscuro y angustioso, sino blanco, vacío de sentido, terriblemente inútil.

Este Sol blando y lento ilumina al mundo sólo por compromiso. Juega con el tiempo y con las proporciones. Roba de las cosas el nombre y la historia al paso. Y de las personas, también de las personas. He llegado finalmente a casa, aunque incompleto: he llegado anónimo y sin ánimo. O mejor dicho: ha llegado mi cadáver para asearse la boca, desnudarse, dormir. Ha venido mi cadáver con la esperanza de revivir.

Existen sin duda cosas más tristes que la muerte. Oh, mente humana: eres miope y torpe, pues no distingues más estados que vida y muerte. No distingues más colores que los que se ven, y no distingues más nombres que los que se dicen. No distingues más afectos que los del amor y no distingues más deseos que los que te atañen. No tienes más lenguaje que tu lengua, siempre fonética, siempre silábica y gramatical. Tu triste estado es más triste que la muerte. Y más triste todavía es que seas yo mismo, y que yo no sea nada más.

Bienvenido, año nuevo.

León, España. Uno de enero de dos mil siete.